Después de Temer y Bolsonaro, se encarecieron las negociaciones del gobierno con el Congreso

Después de que Michel Temer (Movimiento Democrático Brasileño) y Jair Bolsonaro (Partido Liberal) asumieron la presidencia de Brasil, se encarecieron las negociaciones entre el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional. Esta es la opinión del politólogo Cláudio Couto, profesor del departamento de Gestión Pública de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) en São Paulo, quien participó en el podcast Três por Quatro (disponible en portugués), de Brasil de Fato.

“El [intercambio] ‘lo que se da, se recibe’ se encareció, debido a que el Congreso se empoderó, a que el país quedó devastado y hay que reconstruirlo, y también a un Congreso mucho más derechista, que tiene más espacio de maniobra para relacionarse con el Ejecutivo. Creo que, en alguna medida, esto tiene que ser atendido. No hay que hacerse el duro y empezar a recibir ataques del Legislativo, porque esto puede terminar en derrotas”, comentó el politólogo.

Para Couto, el nuevo gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores) enfrenta más dificultades en la negociación con senadores y diputados, ya que, actualmente, el Congreso es mucho más poderoso que en sus primeras gestiones (2003-2010). El profesor afirmó que el Ejecutivo ha perdido “la capacidad de guiar la agenda legislativa, porque, de hecho, gran parte de esta capacidad provenía de cierto control que tenía el gobierno sobre el presupuesto, y de este modo podía condicionar la liberación de recursos a la conducta de los parlamentarios”.

Con presencia fija en Três por Quatro, João Pedro Stédile, economista y líder del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), confirmó lo que dijo Couto y señaló la presión interna que existe contra el nuevo gobierno de Lula. “Es público y notorio que el gobierno no ha tenido capacidad de articulación política, o sea, los ministros del Planalto se están equivocando. No han sido capaces de ir al Congreso y articular o al menos neutralizar la derecha. Jugaron como si esto fuera el mundo republicano: el gobierno hace su parte, el Congreso la suya”, ponderó.

El contexto político

En las últimas semanas, asuntos importantes para el Gobierno Federal quedaron estancados en Brasilia, como el Proyecto de Ley 2630/2020, conocido como PL de las Fake News, que fue retirado de la agenda; la elección de un nuevo magistrado para la Corte Suprema por parte de Lula, que aún no se ha concretado; y la derrota del decreto de saneamiento en el Congreso. 

“Esto solo se logra producir desde fuera hacia dentro. Y aun así, con sutileza, porque si de alguna manera el gobierno da la impresión de que está jugando a su grupo contra sus congresistas, nuevamente, habrá revancha. No estamos hablando de amateurs, sino de políticos profesionales que saben jugar este juego, que no cederán sin más a cualquier tipo de presión”, afirmó Couto.

La relación entre el Congreso Nacional y el Gobierno Federal es importante para la buena gestión del nuevo gobierno de Lula. Sin embargo, según Stédile, el gobierno no puede ser rehén de lo que se decida en el Congreso. El economista advirtió sobre el compromiso que tiene el gobierno con la población y los movimientos sociales, y sobre la necesidad de organizar propuestas concretas que enfrenten los problemas de la población, como el desempleo, los ingresos, la industrialización del país y la construcción de viviendas.

Couto recordó que no se puede ignorar la fuerte presencia de la oposición en el actual gobierno. Según el profesor, los políticos de derecha y extrema derecha del país tienen el poder de hacer ruido y muchas veces crearán obstáculos, como sucedió, por ejemplo, con la instalación de la CPI del MST.

La gran apuesta del gobierno de Lula para este primer semestre de 2023 es la aprobación del nuevo marco fiscal. El politólogo se mostró optimista sobre el asunto y cree que el proyecto se aprobará con unas pocas modificaciones.

Edición: Flávia Chacon