Petróleo y autos: gobierno brasileño pone el medio ambiente en 2º plano y prioriza la economía

El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, se movilizó en los últimos días a favor de dos acciones consideradas ambientalmente controvertidas. Este jueves 25, anunció beneficios fiscales para facilitar la venta de autos nuevos en el país. Días antes, a través de Petrobras, reforzó su intención de explorar en busca de petróleo en la desembocadura del río Amazonas. Ambas medidas tienen como objetivo el crecimiento económico.

El incentivo al consumo de automóviles lo anunció el vicepresidente y ministro de Industria, Geraldo Alckmin. La decisión establece descuentos del 1,5% al 10,96% en los impuestos federales que gravan los vehículos para estimular su producción y la generación de empleo, y de esta manera reducir la ociosidad en la industria automotriz nacional.

Un día antes, el miércoles 24, Petrobras informó que apelará la decisión del Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) que le negó la licencia para perforar un pozo petrolero en aguas profundas en Amapá, estado que forma parte de la Amazonía Legal.

El presidente de la estatal designado por Lula, Jean Paul Prates, y el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, sostienen que los campos de la llamada Margen Ecuatorial, en el norte del país, son una especie de “nuevo presal” para Brasil.

Tanto el incentivo a los automóviles como la explotación de los recursos naturales cerca de la Amazonía han despertado críticas de los ambientalistas.

Al mencionar los incentivos fiscales para la producción de autos, Alckmin afirmó que el gobierno tomará en cuenta la eficiencia energética al otorgar las desgravaciones. Según el vicepresidente, los autos que usen menos combustible y contaminen menos se venderán con mayores exenciones de impuestos que los demás.

Movilidad en jaque

Rafael Calabria, coordinador de Movilidad Urbana del Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC), afirmó que el gobierno podría otorgar desgravaciones fiscales para la compra de bicicletas, autobuses urbanos o vehículos sobre rieles con miras a estimular la industria. Según Calabria, esto también crearía puestos de trabajo y no causaría tantos efectos secundarios sobre el medio ambiente y la movilidad en las grandes ciudades.

“Los impactos negativos están infravalorados [por los gobiernos]. La política no considera las colisiones, los atropellos y la contaminación, que son consecuencias del incentivo”, dijo. “Esto es sin medir todo el impacto en la productividad, en los retrasos de las cargas”.

El especialista en movilidad reconoce que el gobierno tiene buenas intenciones al fomentar un transporte más sostenible. Sin embargo, opina que Lula y su equipo carecen de una visión estratégica para tomar mejores decisiones. “No es falta de compromiso. El Ministerio del Medio Ambiente tiene cuadros de excelencia. Creo que falta esa conexión entre las propuestas del gobierno y una visión científica más progresista”, dijo.

Neoindustrialización verde

Lula y Alckmin publicaron este jueves 25 un artículo en el diario O Estado de S. Paulo defendiendo la reindustrialización del país. En el texto mencionan el término “neoindustrialización” y dicen que “en los próximos años, la industria será el eje rector de una política económica encaminada a generar ingresos y empleos más intensivos en términos de conocimiento”.

En el artículo, Lula y Alckmin destacan qué sectores vinculados a la sustentabilidad serán priorizados. Mencionan incluso los autos propulsados por etanol. “Podemos exportar automóviles o motores de combustible flexible a mercados capaces de usar etanol en Asia, África y América Latina”.

El ministro Haddad afirmó esta semana que, en el segundo semestre, pretende dedicarse a la agenda de la economía verde. “A partir de agosto quiero dedicar mucho tiempo desde el Ministerio de Hacienda a la cuestión de la transición ecológica”, dijo.

Edición: Flávia Chacon e Rodrigo Durão Coelho