El "voto útil" gana espacio en el debate político y puede definir las elecciones en 1ª vuelta

Aunque los institutos de encuestas han presentado cifras ligeramente divergentes en los últimos relevamientos sobre intención de voto para la presidencia de Brasil, todas las encuestas con credibilidad indican que la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) en la primera vuelta es una posibilidad real. En ese contexto, crece la importancia del llamado “voto útil”, es decir, aquel que otorga un votante que no tenía al candidato como primera preferencia, pero que lo elige con el objetivo de cerrar la disputa sin necesidad de una segunda vuelta.

Según una encuesta divulgada el pasado sábado por el Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas (Ipespe), el 68% de los electores brasileños prefiere que el resultado se defina en primera vuelta. Este movimiento ha sido detectado por la campaña de Ciro Gomes (PDT), un candidato que incluso ha perdido adeptos dentro de su propio partido y militantes que lo habían apoyado en los últimos años. Son personas que defienden el voto por Lula en una elección que desde un principio fue diseñada “plebiscitaria” entre el petista y el actual presidente, Jair Bolsonaro (PL).

Para la profesora de ciencias políticas Mayra Goulart, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ), dos componentes se suman para hacer crecer el movimiento por el “voto útil” en las elecciones presidenciales de 2022. El primero es algo que existe desde hace mucho tiempo, y está relacionado con una negación de la política por parte de gran parte de la población. El otro es la amenaza que representa la candidatura de Bolsonaro.

“Hay electores que ven la política como una pérdida de tiempo, que dicen: ‘no quiero salir de casa una vez más a votar’, eso no es nada nuevo. Pero también existe el temor de que no se respeten los resultados de las urnas. No estamos ante una elección normal, tenemos a un extremista con viabilidad electoral: Bolsonaro. En 2018 fue la primera vez que sucedió esto: un candidato de extrema derecha electoralmente viable. Esto nunca había pasado en la nueva República”, apunta.

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Para Goulart, una eventual victoria de Lula en primera vuelta reduciría la posibilidad de impugnar los resultados -una amenaza constante de Bolsonaro desde hace mucho tiempo-, ya que la elección del presidente ocurriría junto con la elección de miles de parlamentarios en todo el país. En teoría, si llevase a cabo la idea de rechazar los resultados de las urnas, Bolsonaro no encontraría eco, ya que la elección de Lula se produciría el mismo día de las victorias o reelecciones de diputados, senadores e incluso gobernadores, quienes también ganarían sin necesidad de una segunda vuelta. En este contexto, el voto útil gana importancia.

“El voto útil es común en todo el mundo. En una elección hay espacio para nuevas propuestas, ideas, programas. Pero a medida que la campaña va avanzando, va habiendo diferenciación entre los que sí tienen viabilidad electoral y los que no. Es muy probable que, cuanto más cerca se esté la recta final, los votos de candidatos que no son electoralmente viables tiendan a migrar a otras candidaturas”, explica.

El politólogo Cláudio Couto, de la Fundação Getúlio Vargas (FGV), apuesta por un movimiento de migración de votos en estos últimos días de campaña, especialmente en el caso de los potenciales votantes de Ciro. Para él, parte de los simpatizantes del pedetista deberían migrar a Bolsonaro, pero la mayoría de los que cambien su voto en el último minuto deberían adherirse a Lula, quien, con eso, puede confirmar la victoria en primera vuelta.

Couto, responsable del canal de YouTube “Fora da Política Não Há Salvação”, señala que “esta es una elección diferente a otras y hay mucho en juego”. Recuerda que la tendencia al voto útil es común en los tramos finales de las disputas electorales, en mayor o menor medida. Esta vez, sin embargo, hay una motivación mayor a la habitual, y el rechazo a Bolsonaro podría aumentar este movimiento.

“Cuando miramos los datos de las encuestas, vemos que al menos la mitad de los votantes de Ciro, cuando se les pregunta, dicen que pueden cambiar su voto. Los de Simone Tebet son un número similar. En el caso de Lula o Bolsonaro, este porcentaje es mucho menor, entre el 10% y el 20%. Cambiar a última hora estando vinculado a un candidato más fuerte es mucho menos probable que cambiar cuando se vota por un candidato electoralmente más débil”, comenta.

¿Cuál debe ser la postura de la campaña del PT?

Para Couto, la campaña de Lula debe trabajar sutilmente para atraer los votos de los indecisos o de las personas que han declarado su preferencia por otros candidatos. Explica que es fundamental evitar una campaña que diga cosas como “no voten por Ciro o Simone porque ellos no tienen chance y yo sí”, ya que esto puede ahuyentar a los votantes y dificultar la creación de nuevas alianzas en una posible segunda vuelta.

“Tenemos que partir de la premisa más simple: todo candidato busca votos, y para eso es necesario presentarse como una mejor opción, no hablar mal de la preferencia de ese votante. Ante esto, lo que tiene que hacer Lula es decir: ‘voten por mí’. Hay que tener ‘cintura'”, apunta.

Mayra Goulart complementa reforzando la necesidad de enfatizar que esta no es una elección “normal”. O sea: es necesario reforzar la tesis de que lo que está en juego son las instituciones democráticas del país. 

“Hay que dejar claro que no solo estamos ante la escalada autoritaria de Bolsonaro, sino también ante una conducta económica que vacía políticas públicas, educación, salud, infraestructura. Existe la posibilidad de que el país entre en un estado de convulsión. Derrotar esa posibilidad debe ser la gran bandera capaz de unir a los electores y llevar a Lula a la victoria en primera vuelta”, concluye.

Edición: Flávia Chacon e Rodrigo Durão Coelho